De repente pasó el verano y vuelvo al insti. Siempre que llega el principio de curso se me pone el cuerpo contento pero también raro. Me gusta encontrarme con mis compis, pero a veces siento que no encajo del todo. Llevo todo el verano pensando en quererme a mi misma, en ponerme arriba la autoestima y empezar el curso con la cabeza bien alta, pero ahora que ya estamos de vuelta me doy cuenta que no solo depende de . Que la autoestima no depende únicamente de , no depende de cuánta energía le ponga ni de cuántas veces me repita que soy válida para hacer cosas o merecedora de disfrutarlas. Me he dado cuenta que necesito que la gente de mi entorno me refuerzos positivos; qué me pregunten cómo estoy?, qué me digan si necesito un abrazo, que me tengan en cuenta aunque pase desapercibida la mayoría de las veces o que no den por hecho que para ¨molar¨ hay que ser de una única manera, que somos muchxs y que todxs cabemos.

Decidí hablar con Marta, una amiga del insti, de todo esto; me armé de valor y le conté que, a veces, me siento muy insegura porque siento que no encajo en ningún grupo, que pongo mucha energía en intentarlo y que he decidido poner energía en estar bien conmigo misma, pero que sola me cuesta. Marta, que es una maja majísima, me ha dicho que a ella también le pasa a veces y que podemos hablar de ello para desahogarnos.

En algunas conversaciones con Marta le cuento que me siento poco divertida para el resto, que no tengo un gran don para hacer amiguis y que eso me pesa un poco, que en el fondo me parece absurdo y poco interesante ser como el resto, pero que fuera de esa norma hay un vacío enorme, una sensación de soledad aun estando rodeada de gente. Marta me ha dicho que ser graciosa está sobrevalorado y que la forma que yo tengo de escuchar a la gente sí que es un don, que ponga la mirada en todo aquello que se me da bien y que igual así me será más fácil aquello de quererme. Ella sí que es graciosa. Marta tiene millones de amiguis y habla siempre de muchos temas, ella está muy empoderada y dice bien alto que le gustan las chicas desde que hemos empezado el curso y esto me está ayudando mucho. Me ayuda que me escuche, que seamos amigas desde hace tanto tiempo y que me cuente que ella también se pone insegura a veces, Uauuuuu, la gente popu también es insegura.

Empezar a nombrar que a veces el insti o el aula me hacen sentir pequeñita me está liberando mucho. Por ejemplo, el otro día vinieron a hacernos un taller de sexualidad y comenté delante de toda la clase que no me interesa ligar, nada relacionado con el sexo, por ahora, que no entra en mis planes y que estoy en otras cosas. Flipé cuando dos compañerxs de clase dijeron que les pasaba lo mismo. Puuuuf que alivio, qué sensación de grupo tuve y que libre me sentí al no sentirme juzgada por el resto de la clase.

Sola no lo habría hecho, le doy las gracias a Marta, a mis compañerxs que me apoyaron y a , sobre todo a . Es un camino lento aprender a querernos, por lo visto a lxs adultxs también les pasa, también les cuesta aprender a quererse. ¡Así que poco a poco, no tengo prisa pero si ganas!

¡Feliz principio de curso, felices nosotrxs!

*Imagen de Gordita amarillista